Mientras los fans analizan con lupa el segundo tráiler de Grand Theft Auto 6, una sorprendente teoría gana fuerza: Liberty City, el icónico escenario de GTA III y GTA IV, podría tener presencia en el nuevo título de Rockstar Games. Aunque el juego confirmó su ubicación principal en Vice City y el estado de Leonida (parodia de Florida), detalles ocultos sugieren que la franquicia podría superar los límites geográficos como nunca antes.

La primera pista está en la protagonista: Lucia, quien según el tráiler es originaria de Liberty City, pero termina encarcelada en Leonida. Este dato biográfico no sería casual. Jugadores agudos también detectaron una placa vehicular de Liberty City y una gorra de los Liberty City Cycles, elementos que Rockstar incluyó estratégicamente. Estos easter eggs han encendido la imaginación de la comunidad, que ahora especula con la posibilidad de visitar ambas ciudades en un mismo juego.

No sería la primera vez que la franquicia cruza fronteras ficticias. En GTA: San Andreas, los jugadores viajaban brevemente a Liberty City mediante una misión aérea. Si Rockstar repite la fórmula, GTA 6 podría ofrecer secuencias narrativas en la metrópolis neoyorquina, quizá mostrando el pasado de Lucia o expandiendo el mapa post-lanzamiento. Algunos teorizan incluso sobre misiones paralelas en tiempo real entre ambas ciudades, aunque la desarrolladora guarda silencio al respecto.

El retraso del lanzamiento (ahora previsto para mayo de 2026) alimenta más especulaciones. Los analistas sugieren que Rockstar podría estar puliendo detalles ambiciosos, como un mapa interconectado o eventos multiregión. De confirmarse, sería un hito técnico para la saga: Liberty City y Vice City, dos de sus locaciones más emblemáticas, coexistiendo en un mismo universo con mecánicas de viaje innovadoras.

Mientras esperamos más detalles, una cosa es clara: Rockstar Games está tejiendo una narrativa más compleja que nunca. Ya sea mediante flashbacks, DLCs o sorpresas inesperadas, la inclusión de Liberty City —aunque sea simbólica— sería un guiño magistral a los fans veteranos. Como bien sabe la compañía, en el mundo de Grand Theft Auto, hasta el más mínimo detalle puede esconder una revolución.

Con información de: IGN en Latinoamérica.com

Cientos de personas se formaron desde la madrugada frente a una tienda de Pop Mart en Los Ángeles para conseguir los codiciados llaveros Labubu, unas pequeñas figuras de colección que se han convertido en fenómeno cultural. Algunas personas acamparon desde la noche anterior, llevando sillas, refrigerios y mucha paciencia, con la esperanza de obtener uno de estos muñecos de edición limitada. A pesar del esfuerzo, muchos se fueron con las manos vacías. El sitio web de la empresa colapsó debido a la alta demanda y, para cuando volvió a estar disponible, todos los muñecos ya se habían agotado.

Labubu, una criatura peluda con sonrisa traviesa y orejas puntiagudas, pertenece a una línea de figuras llamada The Monsters, inspiradas en un personaje creado por el artista Kasing Lung. Originalmente parte de una serie de cuentos infantiles, estos personajes se transformaron en artículos de colección tras una alianza con Pop Mart en 2019. Desde entonces, cada lanzamiento genera una verdadera locura entre los fanáticos, quienes no dudan en formar comunidades en línea, intercambiar consejos o exhibir con orgullo sus colecciones junto a bolsos de diseñador.

El furor por estas figuras se ha visto impulsado por celebridades como Lisa de Blackpink, Rihanna, Dua Lipa y Emma Roberts, quienes han mostrado públicamente su afición por los muñecos. Esta exposición ha contribuido a que los Labubu trasciendan el ámbito del coleccionismo y se integren a la moda y la cultura pop. En tiendas como Harrods en Londres, donde se instaló una pop-up de Pop Mart, las filas de compradores entusiastas se extendían por varias cuadras.

Una de las claves del éxito de Pop Mart ha sido su estrategia de ventas a través de cajas sorpresa, en las que el cliente no sabe qué modelo recibirá. Esta mecánica ha generado emoción y expectativas entre los compradores, manteniendo viva la atención sobre cada nueva serie. Algunos incluso han tenido incidentes curiosos, como el caso de un joven que fue detenido brevemente en un aeropuerto por llevar una docena de estas figuras en su maleta.

La popularidad de los Labubu ha originado un mercado paralelo en plataformas como Etsy y AliExpress, donde se venden accesorios personalizados para estas figuras. A pesar de los desafíos para conseguirlas, como el colapso de sitios web o la reventa a precios elevados, los fans siguen mostrando una devoción notable. Para muchos, estos muñecos no solo son objetos de colección, sino también una forma de conexión emocional y una vía de escape en medio de un mundo caótico.

Con información de: The New York Times en Español.com

En una reveladora master class en el Festival de Cannes, Guillermo del Toro y el compositor Alexandre Desplat desmontaron expectativas sobre su próxima colaboración en Frankenstein. «No es una película de terror, sino una historia profundamente emocional sobre paternidad e identidad», afirmó el cineasta mexicano, quien anticipó un estreno en Venecia antes de llegar a Netflix. El proyecto, protagonizado por Oscar Isaac y Mia Goth, promete reinventar el clásico de Mary Shelley con un enfoque lírico y personal.

Durante el encuentro en la Sala Buñuel, Desplat —ganador de dos Óscares por sus trabajos con Del Toro— destacó la sintonía creativa con el director: «Su cine es lírico como mi música, y Frankenstein será sentimental, no terrorífica». El francés ilustró su proceso con interpretaciones al piano, mientras Del Toro tarareaba melodías, demostrando su colaboración simbiótica. Proyecciones de escenas sin audio de La forma del agua y Pinocho evidenciaron cómo la música estructura las emociones del relato.

Del Toro compartió su método de dirección: «La cámara dicta la musicalidad: sus ángulos y movimientos guían la partitura». Criticó la tendencia contemporánea a evitar lo emotivo —»la emoción es el nuevo punk»— y defendió el riesgo artístico. «Soy mexicano: lo emocional es mi esencia», bromeó, mientras Desplat coincidía en la necesidad de vulnerabilidad creativa.

La sesión culminó con un tributo a Georges Delerue, compositor de Jules & Jim, cuya partitura original fue entregada a Del Toro. El gesto cerró una cátedra que fusionó anécdotas, demostraciones prácticas y reflexiones sobre el cine como arte colectivo. Con Frankenstein, la dupla promete otra obra donde la música no «acompaña», sino que habita la narrativa.

Con información de: Excélsior.com