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El Confesionario: Dale Carley, el actor y trompetista que trabajó con Frank Sinatra, Count Basie, Ella Fitzgerald y Sarah Vaughan

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Por: Ray Zubiri

Platiqué con Dale Carley con motivo de la puesta en escena El chat, una historia para rejuvenecer escrita por Tomás Urtusástegui, ganador del premio Juan Ruiz de Alarcón, y dirigida por Enrique Vega, en la que también actúa Gerardo Martínez Saldívar, Pichi; una comedia muy divertida a cargo de la Compañía Teatralidades y el Teatro Taller Tecolote A.C.

Hay una sinopsis de este proyecto: “El chat representa este ‘salto cuántico’ que hemos vivido como humanidad con el desarrollo de la tecnología y que particularmente a las generaciones de adultos mayores aún les desconcierta y asusta.

Es el ambiente en que discurre el cotidiano encuentro de dos personajes; uno de ellos, maravillado por el descubrimiento de la computadora y las redes sociales; el otro, renuente e incrédulo hasta que se deja llevar por el entusiasmo de su amigo. Una obra emotiva y agradable que sin duda deja a los espectadores con un buen sabor de boca”.

En este proyecto se incluye música en vivo interpretada por Carlos Bretón, saxofonista, y Dale Carley, trompetista.

Y cuál fue mi sorpresa al descubrir que precisamente Carley tiene un bagaje musical excepcional.

Nació en una familia de músicos y creció estudiando jazz desde los 10 años en la escuela y en diversas universidades, culminando con la Universidad de Miami en Coral Gables, Florida.

En su carrera como trompetista y compositor de jazz, Dale grabó con diversos artistas conocidos, como Count Basie, Frank Sinatra, Ella Fitzgerald y Sarah Vaughan.

Con ellos y muchos más tocó en conciertos y festivales por todo el mundo durante muchos años; varios de sus videos aún se pueden ver en YouTube.

“Soy un músico privilegiado. Me tocó vivir en carne propia la última oleada del jazz en su época de auge. Los tiempos donde los personajes míticos que ayudaron a construir el misticismo del género abundaban. La época de las big bands son sabor a tabaco y bourbon en los clubes taciturnos de Estados Unidos, donde el estigma de una sociedad racista se desvanecía; ese momento en que la música guiaba a sus escuchas a un terreno en el cual los prejuicios se relegaban y donde el instante imperaba”.

Dale tiene la capacidad de contar, orgulloso, que tocó al lado de muchos grandes del jazz que pasaron a la historia, pero el hecho de pertenecer a la banda de Count Basie es algo que atesora en su corazón y en su memoria.

“Primero, sí, cada oportunidad que tuve de tocar con grandes músicos me dejó algo, y uno de los detalles más importantes es que eran bastante relajados, muy seguros de sí mismos.

Mis favoritos eran los que eran generosos. Count Basie lo era; tenía una apertura hacia compartir lo que sabía y creo que eso se nota en su música. Cuando tocas con alguien así es una generosidad que sucede en la música y que desencadena mucho mejores resultados.

Eso no significa que no tuviera que convivir con gente un tanto imbécil; luego, cuando había alguien que era muy comprometido con hacer música, se daba esta apertura de manera inmediata y a mí me gustaba tocar con este tipo de personas.

Algunos, muy pocos de los grandes músicos, no eran así; su grandeza era por otras razones, por sus logros, pero no eran tan generosos. La mayoría eran maravillosos. Fueron experiencias increíbles.

Por ejemplo, Ella Fitzgerald, Count Basie, Tony Bennet. Todos ellos eran muy generosos, muy abiertos y espontáneos, lo cual te da una amplia gama de posibilidades al tocar a su lado”.

Mientras vivía en Los Ángeles, California, como una pasión personal Dale estudió actuación en Hollywood durante cuatro años y para divertirse participó como actor en varios cortometrajes.

Años después, ya viviendo en la Ciudad de México, decidió por primera vez actuar como profesión formal, esta vez en español y en inglés. Para prepararse bien en el nuevo idioma, volvió a estudiar actuación con grandes maestros como Luis Mandoki, Antonio Peñuñuri y Salvador Sánchez.

Hasta la fecha ha actuado en películas dirigido por Bernardo Arellano y Yulene Olaizano, así como en series de televisión para Argos Comunicación, Telemundo, Netflix, Amazon, TV Azteca, Televisa y Univisión.

En nuestro país, ha tocado con jazzistas mexicanos como Iraida Noriega, Faralae, Nicolás Santella, Nur Slim y las gemelas cantantes Ingrid y Jennifer Beaujean.

Como músico, ha tocado y grabado con varios de los grandes big bands del

jazz, incluyendo Count Basie y su orquesta, el Big Band de Buddy Rich, la banda de Glenn Miller, la banda de Tommy Dorsey y más.

Participó en álbumes ganadores del Grammy como Warm Breeze y Farmer’s Market Barbecue.

Un aplauso para todos los que participan en la producción de El chat, puesta en escena que te deja una gran reflexión sobre una de las etapas de la vida a la que ojalá todos lleguemos y pasemos.

La producción de esta puesta la conforman Eder Zárate, quien se encuentra a cargo de la difusión y relaciones públicas; asistente de dirección, Carlos Bretón; asistente de producción, Emmanuel Avitia y la dirección es de Enrique Vega, ganador al premio de mejor Opera Rock del 2023 de la revista Banda Rockera en su 38 entrega de premios.

Por cierto, e importante hacer mención, que con un legado de más de 500 obras de teatro, podría pensarse que Tomás Urtusástegui (1933-2020) pasó toda su vida escribiendo. Pero no lo hizo sino hasta su jubilación, después de sus años como médico cirujano.

El Chat esta haciendo temporada en el Aula Magna del Instituto Cultural Helénico y esperemos pronto hagan gira al interior de la república mexicana. ¡No se lo pueden perder!

La columna de esta semana ha terminado pueden ir en paz.

¡Escúchenme! de lunes a viernes en el programa donde siempre aprendemos algo nuevo De Todo Un Poco con seguro servidor de 10 a 11 de la mañana en Radio BUAP 96.9 FM.

Contacto:  rayzubiri@yahoo.com.mx  Redes Sociales: @RayZubiri

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Xoloitzcuintle el perro azteca que guiaba a las almas al inframundo.

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Todo sobre el Xoloitzcuintle la raza #mexicana #perro #azteca que guiaba a las almas al inframundo.

En #entrevista el Doctor Héctor Moisés Álvarez Peral Coordinador del El Centro de Apoyo Emocional y Terapia Ocupacional (CAETO) BUAP

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El Confesionario: Dostoyevski: Los Demonios y El Idiota

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Ray Zubiri

Interpretar a Nastasia Filipovna es un reto enorme para Cassandra Ciangherotti. Eso fue lo que ella misma me contó, aunque está espectacular en su regreso –después de 10 años– a la puesta en escena Dostoyevski: Los demonios y El idiota.

Bajo la dirección de Alberto Lomnitz, está haciendo temporada en el Foro Lucerna. El elenco original, integrado por Cassandra Ciangherotti, María Inés Pintado y Octavia Popesku, se une nuevamente con la participación de Mariana Gajá, alternando funciones con las actrices Gabriela Núñez y Tamara Vallarta. Reviviendo la apasionante lucha del hombre entre el bien y el mal.

“Es un personaje que huye del dolor y a veces se me escapa como un pez cuando trato de sentir lo que ella siente”, me comentó la actriz durante una charla.

Son tres novelas clásicas del autor Fiódor Mijáilovich Dostoyevski, uno de los principales escritores del imperio ruso, cuya literatura explora la psicología humana en el complejo contexto político, social y espiritual de la sociedad rusa de la segunda mitad del siglo XIX.

El idiota (1869), llamada en algunas ediciones en castellano El príncipe idiota, y Los demonios (1871) fueron publicadas originalmente en serie en la revista El mensajero ruso.

Están consideradas unas de las novelas más brillantes de Dostoyevski y de la edad de oro de la literatura rusa.

Una de las cuatro obras maestras escritas por el autor después de su regreso del exilio siberiano, junto con Crimen y castigo (1866) y Los hermanos Karamázov (1880).

Ésta última es una novela filosófica y psicológica ambientada en la Rusia del siglo XIX, que entra profundamente en los debates éticos de Dios, el libre albedrío y la moralidad. 

Cuatro actrices en escena encarnan los tormentos filosóficos de los personajes del inmortal novelista ruso, en una puesta en escena construida a partir de las novelas antes citadas que representan un delirante viaje por las diversas manifestaciones del ser humano planteadas por el autor en el siglo XIX y que en pleno siglo XXI siguen vigentes.

“Todos los temas de los que él habla siguen siendo vigentes. Quizá ahora tal vez las relaciones entre las mujeres han cambiado, porque se ha abierto mucho la forma en que nos vemos las unas a las otras, que, más allá de la diferencia de géneros, es la relación que nosotros tenemos entre nosotras. Ya no estamos participando de esta arma letal del divide y vencerás. Estamos mucho más hermanadas; nos respetamos las unas a las otras. Los personajes de Dostoyevski están muy engatusados los unos a los otros, sin poderse acompañar”, explicó Cassandra.

El infierno se apoderó del mundo y la bella Nastasia quiere acabar con su vida uniéndose al apasionado Rogozhin. 

Mishkin, el príncipe idiota, quiere salvarla. Aglaya intenta disuadirlo de su idiotez. 

Los demonios le dicen al príncipe que las almas ya no tienen redención. “La belleza y el amor salvarán al mundo”, insiste Mishkin. ¿Será posible?

Esta puesta en escena busca presentar el intenso y complejo realismo psicológico de Dostoyevski, donde las creencias religiosas, la compasión y la ternura parecen haber abandonado al ser humano. 

Alberto Lomnitz da estructura nuevamente a este caos amoroso, desarrollado a través de las reflexiones de uno de los autores más relevantes de la Rusia zarista, tales como: “Las tonterías son indispensables en un mundo fundado en ellas”, o bien, “En este mundo, todo se ha vuelto suciedad y pecado”.

El teatro tiene una potencia tan grande –eso es lo maravilloso– que a través de la interpretación y sensación que te generan los personajes es como si un poco hubieses leído la novela completa, porque estás viendo imágenes construidas, los personajes hechos y es un resumen muy bien armado. 

Ahora, 11 años después, estoy leyendo la obra nuevamente y me encuentro con cosas maravillosas en el libreto.

A pesar de la complejidad que implica la profunda psicología del escritor ruso, la obra, de casi dos horas de duración, posee toques cómicos que prometen la risa en el espectador y al mismo tiempo invitan al público a revisitar estas apasionantes obras de la literatura universal.

Con el paso de los años, la obra también ha tenido que actualizarse. Antes, la obra duraba casi dos horas y media y hoy dura una hora 40 o 50 porque al público le cuesta trabajo estar en una butaca. 

Y es que el fenómeno del teatro ha cambiado con los años. 

Antes las obras podían durar hasta seis horas y hoy en día la mayoría de espectáculos no tienen una duración mayor de dos horas.

A partir del 2019 pasó algo que nos hizo movernos colectivamente, hermanarnos y teníamos todos el mismo problema, estuvieras donde estuvieras. 

Una pandemia de la enfermedad, la pandemia social, la pandemia del miedo, y hoy vemos en vivo una guerra, un genocidio, como se quiera llamar, en vivo, en nuestras redes sociales, que nos acerca mucho a una frustración enorme por estar viendo imágenes que no corresponden con el ser humano o la humanidad a la que uno esperaría pertenecer. 

Y es muy doloroso y creo que todos, más allá de que sea algo que esté sucediendo en alguna parte del mundo, estamos con una tristeza general.

Dostoyevski: Los demonios y El idiota estará en cartelera hasta el 10 de noviembre en el Foro Lucerna de la Ciudad de México.

La columna de esta semana ha terminado pueden ir en paz.

Contacto: rayzubiri@yahoo.com.mx  Redes Sociales: @RayZubiri

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Entrevista con Filippa Giordano y Daniel Boaventura.

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