Desde su debut en Super Mario World (1990), el dinosaurio verde de lengua larga se convirtió en un ícono de los videojuegos, pero pocos saben que «Yoshi» es solo su apodo. Según el manual oficial de personajes de Nintendo publicado en 1993, su nombre completo es T. Yoshiyaur Munchakoopas —una designación que mezcla fantasía con taxonomía ficticia—. El documento, creado para estandarizar el uso de los personajes en medios, reveló también que Mario pertenece a la especie Homo nintendonus, mostrando el peculiar sentido del humor de la compañía en la era preinternet.

La biografía oficial explica que Yoshi estaba «cautivo en un huevo» hasta que Mario lo rescató, estableciendo así su lealtad eterna. Este dato curioso permaneció en relativa oscuridad hasta 2014, cuando el escritor Blake J. Harris compartió imágenes del manual en Twitter, desatando sorpresa entre fans. El nombre científico, aunque jamás usado en los juegos, refleja la meticulosidad de Nintendo al construir su universo, incluso en detalles marginales.

Más allá del individuo verde con vientre blanco, «Yoshi» también designa a toda una especie de dinosaurios multicolores. El manual especificaba hasta los códigos Pantone de sus colores —como el rojo del sillín (PMS 185) o el verde esmeralda de su piel (PMS 354)—, demostrando el control creativo que ejercía Nintendo sobre sus propiedades intelectuales en los 90. Estas guías eran vitales para editoriales y licenciatarios antes de la era digital.

Aunque el nombre T. Yoshiyaur Munchakoopas nunca apareció en pantalla, su existencia plantea preguntas sobre el lore oculto de la franquicia. ¿Por qué «Munchakoopas»? ¿Es acaso un híbrido evolutivo entre Yoshis y Koopas? Los teóricos de Mario especulan que podría ser un guiño a la rivalidad entre especies en el universo del juego, aunque Nintendo nunca lo ha confirmado.

Tres décadas después, este detalle sigue fascinando a los fans. Mientras Yoshi salta a nuevas generaciones en Mario Kart o Super Smash Bros., su nombre científico permanece como una curiosidad de culto —un recordatorio de que incluso los íconos más familiares pueden guardar secretos inesperados—. Quizás algún día Nintendo decida revivir esta peculiar nomenclatura, pero por ahora, «Yoshi» sigue siendo suficiente para el dinosaurio más querido de los videojuegos.

Con información de: Hipertextual.com

La presencia del creador de contenido estadounidense MRBeast, quien publicó el video titulado “Sobreviví 100 horas dentro de un templo antiguo”, ha generado debate en torno al uso y la preservación del patrimonio histórico nacional. Aunque el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) afirmó inicialmente que la grabación se realizó conforme a la normatividad vigente, posteriormente inició un proceso administrativo contra la empresa Full Circle Media, productora del video, por presuntas irregularidades.

De acuerdo con el INAH, se detectaron posibles violaciones a las condiciones del permiso otorgado, incluyendo la difusión de información falsa, la teatralización de eventos no ocurridos y el uso no autorizado de los sitios arqueológicos con fines comerciales. Entre las escenas señaladas se encuentran la supuesta pernocta dentro de los templos, el uso de una máscara prehispánica –que en realidad era una reproducción contemporánea– y un descenso en helicóptero que nunca ocurrió.

Por su parte, la Secretaría de Cultura federal, encabezada por Claudia Curiel, respaldó la postura del INAH y anunció sanciones contra la productora, argumentando que, si bien se dio una autorización formal, esta fue transgredida al manipular narrativas y utilizar los espacios con fines promocionales sin consentimiento.

No obstante, desde el ámbito estatal, la respuesta ha sido muy distinta. La gobernadora de Campeche, Layda Sansores, defendió con firmeza la visita del youtuber. Aseguró que todos los procedimientos se realizaron con el acompañamiento del INAH y que el equipo de MrBeast no solo cumplió con los requisitos, sino que además promovió de forma positiva la riqueza de la cultura maya, generando beneficios económicos y turísticos para las comunidades locales.

El secretario de Turismo de Campeche, Mauricio Arceo, reveló incluso que la visita fue resultado de una competencia con otras entidades y países por captar la atención del youtuber. Añadió que, tras su visita, MrBeast planea invertir en proyectos de apoyo comunitario, como facilitar el acceso al agua en ciertas localidades.

A nivel federal, la presidenta Claudia Sheinbaum reconoció la existencia de un permiso, pero pidió una revisión exhaustiva para determinar si se cumplieron las condiciones estipuladas. “Si se violó el permiso, entonces se deben evaluar las sanciones correspondientes”, dijo durante su conferencia matutina.

El caso también ha despertado un debate más amplio sobre cómo deben gestionarse los accesos a zonas arqueológicas con fines mediáticos. El arqueólogo Omar Espinosa, del colectivo Libreta Negra Mx, criticó la forma en que se manejó el proyecto, considerándolo irresponsable por reforzar estereotipos y promover una visión espectacularizada de la arqueología. Además, lamentó la falta de coordinación entre las instituciones y la poca apertura a proyectos similares desde la comunidad académica nacional.

Pese a las críticas, el video superó los 55 millones de vistas en menos de una semana, colocándose entre las principales tendencias de YouTube y generando miles de comentarios, tanto a favor como en contra. Algunos lo ven como una plataforma de difusión invaluable para el patrimonio mexicano; otros, como un uso indebido de espacios que deberían ser preservados con mayor rigor.

En medio de opiniones divididas, la situación revela una necesidad urgente: establecer reglas claras, coherentes y coordinadas entre los distintos niveles de gobierno sobre el acceso, uso y representación del patrimonio cultural en la era de los contenidos virales.

Desde su primera aparición en la pantalla grande, Godzilla y Kong han cautivado al público con sus batallas épicas y su presencia colosal. Sin embargo, más allá del entretenimiento, surge una pregunta inevitable: ¿sería posible que criaturas de tales dimensiones existieran en el mundo real? La respuesta, según la ciencia, es un contundente no. Aunque el MonsterVerse de Legendary Entertainment ha construido una mitología convincente alrededor de estos titanes, las leyes de la física y la biología plantean obstáculos insuperables para su existencia.

Uno de los mayores problemas es el tamaño descomunal de estas criaturas. Godzilla, con sus 120 metros de altura, colapsaría bajo su propio peso debido a la gravedad. Según David Labonte, experto en biomecánica del Imperial College London, una estructura así requeriría huesos del grosor de edificios enteros para sostenerse. Además, como reptil de sangre fría, Godzilla enfrentaría otro desafío: incapacidad para regular su temperatura corporal en un entorno real. Neil deGrasse Tyson incluso ha señalado que, en un escenario plausible, su respiración atómica sería imposible sin violar las leyes de la termodinámica.

Kong, aunque tiene ciertas ventajas por ser un primate de sangre caliente, tampoco escaparía a los límites de la naturaleza. Con un peso estimado de 158 toneladas, su esqueleto sufriría una presión extrema al intentar moverse, mucho menos al realizar saltos o peleas acrobáticas como las que vemos en las películas. Su diseño, inspirado en los gorilas, lo hace más creíble que Godzilla, pero aún así, la gravedad y la biomecánica lo condenarían a una vida limitada y poco ágil.

A pesar de estas imposibilidades científicas, el cine ha logrado que estos monstruos sean símbolos culturales atemporales. Godzilla, con su aliento atómico y su resistencia sobrehumana, representa una fuerza de la naturaleza indomable. Kong, por su parte, destaca por su inteligencia y adaptabilidad, usando herramientas y estrategias que lo acercan más a un héroe que a una simple bestia. Su rivalidad y alianzas en el MonsterVerse funcionan porque el cine tiene un poder único: la suspensión de la incredulidad, que nos permite disfrutar de lo imposible.

Al final, lo que importa no es si estos titanes podrían caminar entre nosotros, sino su capacidad para habitar nuestra imaginación. ‘Godzilla x Kong: Supernova’, que llegará a los cines el 26 de marzo de 2027, promete seguir desafiando la lógica con espectaculares batallas y mundos fantásticos. Y mientras los fans estén dispuestos a soñar, la ciencia tendrá que esperar fuera de la sala de cine.

Con información de: Tomatazos.com