Por Diego López Colín
Con motivo de los 500 años de la aparición de la Madre de Dios en México, se lanzó una iniciativa que busca llevar la imagen de la Virgen de Guadalupe a todas las diócesis del país, mediante la peregrinación de una réplica de la Sagrada Tilma de San Juan Diego.
En entrevista con ACI Prensa, Eva Sánchez, secretaria ejecutiva de la Novena Intercontinental Guadalupana, explicó que la propuesta, titulada “Una tilma, un corazón”, forma parte del plan estratégico pastoral previsto hasta 2028. El objetivo del proyecto es “articular la devoción guadalupana en México, en orden a la unidad del país y la paz”.
La iniciativa no sólo busca fomentar la veneración a la Virgen de Guadalupe, sino también propiciar una “renovación espiritual profunda, unificada bajo el amparo
de Nuestra Señora de Guadalupe, para que cada comunidad que reciba la tilma se convierta en una morada o Casita Sagrada”.
Sánchez detalló que el recorrido comienza en cada diócesis e incluye visitas a templos, parroquias, santuarios y basílicas. Subrayó que el propósito es invitar “a todos a abrir las puertas de nuestras comunidades y de nuestros corazones, para experimentar la ternura maternal de María que nos dice, como a Juan Diego: ‘¿No estoy yo aquí que soy tu madre?’”.
Además, señaló que se han distribuido materiales litúrgicos para acompañar la entronización, como oraciones, cantos y rituales. Aunque cada iglesia particular adapta la dinámica a su realidad, “algunas diócesis han peregrinando a la Basílica con esta réplica, otras han unido la celebración de entronización al aniversario de la erección de la Diócesis o a alguna otra festividad”.
El proyecto también promueve la colaboración entre diócesis y contempla la organización de congresos guadalupanos, diplomados, programas de catequesis y otras acciones formativas.
Uno de los elementos distintivos de esta peregrinación es la participación de los llamados “Juandieguitos”, personas responsables de acompañar la réplica durante su recorrido. Según la secretaria ejecutiva, ellos van a escuchar “las necesidades de la comunidad, faciliten el encuentro entre la Virgen y el pueblo y promuevan acciones concretas de reconstrucción del tejido social”.
Entre los frutos que se esperan de esta experiencia se encuentra la “renovación de la fe cristocéntrica a través de la mediación mariana”, así como la “revitalización de comunidades con espíritu sinodal” y la “consolidación de la red de santuarios marianos como espacios de acogida y esperanza”.
En el plano social, la iniciativa aspira a propiciar la “reconciliación y paz en contextos de violencia y polarización”, además de alentar el “compromiso social que impulse la solidaridad” y el “fortalecimiento de la identidad cultural mexicana y latinoamericana”.
“La sencillez del ayate nos invita a vestirnos de la presencia amorosa de María, portarla y llevarla a todos los rincones del país y del continente, convirtiéndonos en mensajeros de esperanza como lo fue el indio Juan Diego”, señaló Sánchez.
Con información de www.aciprensa.com