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Realiza IMSS tres técnicas de reconstrucción mamaria que brindan mejoras psicológicas, sociales y funcionales en mujeres

El Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) cuenta con tres técnicas de reconstrucción mamaria: uso de materiales aloplásticos (implantes), tejidos autólogos que son obtenidos de diferentes partes del cuerpo de la paciente o una combinación de ambas, y estas intervenciones permiten a las derechohabientes mejorar su salud emocional, psicológica, autoestima, sexualidad e imagen corporal.
En el marco del mes de la sensibilización contra el cáncer de mama, la doctora Wendy Elizabeth Flores Delgado, coordinadora de Programas Médicos de la Coordinación de Atención Oncológica, indicó que dicha reconstrucción se puede realizar de forma inmediata durante el procedimiento para retirar el tumor; de forma diferida, es decir, meses posteriores a la mastectomía, o inmediata-tardía, que se lleva a cabo en varios tiempos quirúrgicos.
“Lo que sea más favorable a cada paciente, ya que cada caso se debe tratar de forma individualizada por un equipo médico multidisciplinario”, expuso.
Destacó que la reconstrucción mamaria es una opción para mujeres tras una mastectomía unilateral o bilateral, o posterior a una cirugía conservadora de mama en la cual los resultados estéticos no fueron satisfactorios, previo la realización de un estudio integral de las condiciones de salud de la paciente.
“El cáncer no espera y a pesar de la pandemia en el Seguro Social las pacientes con cáncer de mama continúan con su tratamiento en todas las unidades médicas, consultas subsecuentes, así como cirugías de reconstrucción”, y todas estas intervenciones se llevan a cabo bajo estrictos protocolos de bioseguridad para evitar contagios de COVID-19.
Lucía y Teresita de Jesús, beneficiarias de técnicas de reconstrucción mamaria
A Lucía, de 50 años, le fue diagnosticado cáncer de mama en 2019; a pesar de no presentar síntomas o molestias, por sus antecedentes familiares, dos tías con cáncer y una prima que falleció por esta enfermedad, se le realizó mastografía de tamizaje con hallazgos sospechosos por lo que le fue practicada una biopsia y el resultado fue positiva a malignidad, situación que la tomó por sorpresa.
En una institución particular le realizaron mastectomía con reconstrucción inmediata cuyos resultados no fueron satisfactorios y presentó complicaciones.
“Ahí fue cuando alguien me sugirió ir al IMSS, llegué al Hospital de Oncología del Centro Médico Nacional Siglo XXI y durante casi dos años la doctora Lizeth Pérez Ferrel me estuvo tratando y fue la que terminó toda mi reconstrucción”, resaltó.
Tras cinco cirugías, la primera en noviembre de 2019 y el resto durante el periodo de pandemia por COVID-19 bajo estrictas medidas de bioseguridad, Lucía finalizó su proceso. “Entendí y comprendí en todo este proceso que la mastectomía fue para curar mi cuerpo del cáncer y la reconstrucción fue para curarme el alma, porque en realidad eso es lo que sucede”, enfatizó.
Por su parte, Teresita de Jesús, de 51 años, cuenta que hace diez años sufrió un golpe en el seno derecho pero no solicitó atención, presentó una secreción con sangre a través del pezón, le hicieron estudios en dicha ocasión y resultó con quistes; años más tarde en las revisiones de tamizaje, por mastografía presento hallazgos sospechosos de malignidad, por lo que se realizó biopsia.
“Yo tengo una institución que es el IMSS y fui afortunada porque me trataron en Siglo XXI, fue una cosa increíble y maravillosa, y lo más importante, se fue el cáncer y sigue el tratamiento porque tenemos que seguir cuidándonos”, subrayó.
Pasaron cinco años desde la detección del cáncer, en los cuales se le realizaron diversos estudios, la mastectomía y ocho cirugías para la reconstrucción total de su seno mediante una técnica que consiste en retirar una porción de grasa del abdomen y que se coloca en la parte donde estaba el seno (colgajo).
Teresita invitó a las mujeres que han recibido una mastectomía “a que sean unas guerreras como yo, la reconstrucción nos cambia la vida, terminaron mi proyecto y estoy muy feliz, espero que ustedes también tengan y se den esa oportunidad” e hizo un llamado a que confíen en continuar sus tratamientos aún en pandemia, pues existen protocolos de orden y limpieza.
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Todo el mundo está harto de las ‘apps’ de citas: resulta que la gente quiere amigos

Amanda Hoover, | Traducido por: Andrea Gómez Bobillo
Getty Images; Alyssa Powell/BI
n una de las noches más frías de este año en Nueva York, me abrigué bien y fui a una trampa para turistas muy de moda para reunirme con cinco personas que también sentían que la atracción por hacer nuevos amigos era más fuerte que la sensación térmica. No sabía nada de mis acompañantes, aparte de un mensaje de texto que había recibido en el que me decían que a dos de ellos también les gustaba leer, que a varios les gustaban las mismas series que a mí, como Arrested Development y Broad City, y que uno había hecho puenting en Nueva Zelanda.
Nos reunimos en un grupo creado por la app 222, que pide a los usuarios que rellenen cuestionarios con datos como el orden de nacimiento en relación con sus hermanos, la clase económica en la que crecieron y lo espontáneos que son. Me encantó ver que me habían emparejado con otras personas de entre 20 y 30 años, así que no tendría que ser la millennial más vieja en la mesa de la generación Z—hubo un suspiro colectivo de alivio en este punto—. A pesar del frío glacial, todo el mundo se presentó, sin duda motivado por la estricta política de no presentarse de la app, que no solo conlleva cargos adicionales, sino que expulsa a las personas que no cancelan con antelación.
La app, actuando como una especie de anfitrión virtual, nos dio indicaciones para que la conversación avanzara, como si pudieras elegir otro nombre para ti, ¿cuál sería?. No me parecieron especialmente esclarecedoras. Leímos algunas, pero decidimos que no necesitábamos indicaciones genéricas para charlar. Las personas que habían participado en esta experiencia —pagando una pequeña cuota a 222 y abriéndose a extraños— eran amables y estaban deseosas de conocer a alguien nuevo.
Fundada en 2021, 222 es una de las muchas apps que se han lanzado en los últimos años con el objetivo de luchar contra la soledad y encontrar amigos de carne y hueso. Bumble tiene desde hace años una opción de amistad para hacer swipe. También están Clockout, Timeleft y Pie. Timeleft afirma que ha reunido a más de 400.000 personas en más de 170 ciudades. En 2023, Bumble estimó que alrededor del 15% de sus usuarios activos mensuales utilizaban la configuración de amigos. Aunque a menudo se culpa a los algoritmos de las redes sociales de atrapar a las personas y aislarlas, ya que pasan más tiempo frente a una pantalla que con sus amigos, apps como 222 aseguran que sus algoritmos pueden emparejarnos con nuestros nuevos mejores amigos o potenciales parejas detectando similitudes y determinando la compatibilidad. Una industria emergente de apps que recauda millones de dólares con la idea de que las relaciones reales son la próxima gran revolución en internet.
Estas apps parecen la siguiente fase de las citas por internet, que normalizaron los encuentros virtuales. Están en pleno auge a medida que más jóvenes se sienten agotados por la vorágine del romance mercantilizado. Encontrar una amistad es menos arriesgado que encontrar el amor verdadero, pero eso también forma parte de la principal barrera. Hay menos normas para perseguir a un amigo potencial: ¿cuánto tiempo debo esperar para enviar un mensaje de texto? ¿Cómo sé si ellos también están interesados? ¿Insisto demasiado? ¿Piensa que soy un bicho raro? La espiral de ansiedad puede impedir que cualquiera de nosotros envíe un mensaje de texto a alguien para quedar.
El objetivo de 222 es superarla. «Si podemos utilizar la tecnología como un facilitador invisible para empujar suavemente a la gente a pasar más tiempo con los demás, entonces creo que realmente habremos creado más conexión en el mundo», me comenta Keyan Kazemian, cofundador y consejero delegado de 222, de 25 años. «Hemos creado un encuentro casual y potencialmente una relación que antes no existía».
Antes de la pandemia, se celebraba cada vez más la cancelación de planes, como demuestran las publicaciones virales en redes sociales y varios artículos que analizan la psicología que hay detrás de este acto. Mucha gente decía que le sentaba muy bien quedarse en casa y darse un atracón de Netflix en lugar de ir a tomar un cóctel con los amigos después del trabajo. El «no me apetece» se convirtió en una justificación para dejar a alguien colgado por mensaje de texto con poca antelación y optar por pudrirse en el sofá. Abandonar a los amigos durante días se convirtió en la norma. La gente dio prioridad al individualismo y a la idea del autocuidado sobre la comunidad y las amistades.
El rechazo a la era del egocentrismo está en pleno apogeo. Resulta que la gente quiere amigos. Quieren practicar el arte perdido de pasar el rato, central en las comedias de los 90 como Friends y Seinfeld. Pero, a medida que hemos ido perdiendo nuestra conexión con los lugares más allá de la oficina, como centros religiosos, cafeterías y centros comunitarios, y nos hemos orientado hacia el trabajo híbrido o a distancia, encontrar a nuestra gente se ha vuelto mucho más difícil. El doctor Vivek Murthy, que fue cirujano general de EEUU, calificó la soledad como una epidemia en 2023, destacando los graves riesgos para la salud física y los costes económicos del aislamiento. En una encuesta realizada en 2024 por Morning Consult para la Asociación Americana de Psiquiatría, el 30% de los adultos afirmó sentirse solo una vez a la semana, y el 10% declaró hacerlo a diario. Entre los jóvenes de 18 a 34 años, el 30% señaló sentirse solo todos los días o varias veces a la semana. La definición de soledad para la encuesta no era simplemente tener una semana tranquila o carecer de pareja, sino el temor mucho más oscuro de «sentir que no tienes relaciones significativas o cercanas o un sentido de pertenencia».
Cuando se observan las formas cada vez más numerosas en que la gente intenta estudiar y comprender la ciencia de hacer amigos, la idea de utilizar algoritmos no parece tan descabellada. Un estudio de 2018 de Jeffrey Hall, profesor de estudios de comunicación en la Universidad de Kansas, descubrió que las personas tenían que pasar unas 50 horas juntas para convertirse en amigos ocasionales y 90 horas para alcanzar el estatus general de amigo. Otro estudio que realizó en 2023 sugirió que acercarse a los amigos incluso para interacciones rápidas de calidad a diario podría ayudar a reducir el estrés y aumentar la felicidad.
¿Qué parte de nuestra compatibilidad es innata y qué parte la hemos forjado el uno en el otro a base de pasar miles y miles de horas juntos?
Con apps como 222 y Timeleft, los algoritmos pueden importar menos que la aceptación: las apps reúnen a personas que quieren hacer nuevos amigos y luego las empujan a hacer un seguimiento, evitando parte de la incomodidad de perseguir algo no correspondido. «Si la fórmula mágica específica del emparejamiento es necesaria o no es una cuestión abierta. Puede que funcione, puede que no, puede que no importe», comenta Hall. «Lo que realmente importa es que la gente se preocupe lo suficiente como para apuntarse y acudir, y acudir es lo que hacemos por nuestros amigos». Intenté otra cena conjunta en Timeleft, que trata de emparejar a personas compatibles para cenas los miércoles por la noche en todo Estados Unidos, pero la mitad de nuestro grupo abandonó, lo que hizo más difícil tener la experiencia de grupo completa.
También está Pie, que reúne a personas en torno a intereses comunes —como clubes de lectura, de cena o de baile— en Chicago, Austin y San Francisco. La empresa paga a creadores locales para que organicen eventos, aprovechando el concepto de la economía colaborativa y los grupos sociales locales como motor de nuevas conexiones. Andy Dunn, que fundó Pie tras su etapa como cofundador y consejero delegado de la marca de ropa masculina Bonobos, afirma que la gente tiene que seguir viéndose para formar esos lazos fuertes. Por ahora, Pie reúne a la gente en eventos periódicos, pero está trabajando en formas de emparejar mejor en esos eventos a las personas que tienen más probabilidades de congeniar. Dunn asegura que la respuesta para acabar con la soledad no está en la tecnología en sí, sino en las personas que deciden participar y ponerse en contacto. «No creo que el algoritmo pueda hacerlo», afirma. «Creo que podemos hacerlo nosotros».
La idea está calando. Pie recaudó 11,5 millones de dólares (11 millones de euros a cambio actual) en una ronda de Serie A el año pasado, y 222 ha conseguido 3,6 millones (3,46 millones de euros) hasta la fecha. «Aunque la tecnología nos ha ofrecido mucho, incluida una nueva dimensión de conectividad a través de las redes sociales, ha tenido muchas consecuencias no deseadas que han llevado en parte, irónicamente, a una menor conectividad en la vida real», apunta en un correo electrónico Kirsten Green, fundadora y socia directora de Forerunner Ventures, que invirtió en Pie. «Estamos entrando en lo que consideramos la siguiente fase de la adopción digital, en la que será mejor que aprendamos a vivir con esto, no consumiéndonos por ello, sino prosperando gracias a ello».
Pienso en el montón de gente que durante los últimos 20 años han sido mis amigos más íntimos. A dos los conocí a través de Craigslist y Facebook Marketplace como compañeros de piso al azar que también necesitaban a alguien con quien compartir el alquiler. Otra fue mi cita de última hora para el baile de graduación, y a la cuarta la elegí entre mis 300 compañeros de séptimo curso porque llevaba una camiseta de Panic! At The Disco. Cada una de estas personas llegó a mi vida por su repetida cercanía: compartimos aulas o cocinas y salas de estar y experiencias durante tanto tiempo que acabamos por hacernos inseparables.
Hace poco le pregunté a uno de ellos: ¿crees que somos mejores amigos porque podemos ver las sutilezas del mundo de la misma manera, o vemos el mundo de la misma manera porque llevamos pasando tiempo juntos desde 2007? ¿Qué parte de nuestra compatibilidad es innata y qué parte la hemos forjado el uno en el otro a base de pasar miles y miles de horas juntos?
Hall afirma que la amistad se forja en ambos extremos. Descubres que tenéis una visión del mundo o un sentido del humor similares en determinadas situaciones. Con el tiempo, tus amigos también te forman: pueden influir en tus valores, tu rutina de ejercicio, tus hábitos de comida y bebida. La similitud por sí sola no basta. Podemos leer el mismo libro, pero interpretarlo de forma completamente distinta. Puede que a los dos nos gusten los perros, pero eso no significa que a mí me gustéis tú y tu perro. Pero mis compañeros de piso y yo, que parecemos diferentes sobre el papel y a los que nos unió nada más que presupuestos similares en la misma ciudad, podemos ver una situación social y salir con las mismas sensaciones y opiniones. ¿Me emparejaría un algoritmo con estas personas para cenar? Si lo hiciera, ¿reconocería siquiera su potencial para ser las personas que estarán a mi lado durante los acontecimientos más importantes de mi vida? No hay forma de saberlo.
Más o menos un día después de mi cena 222, la app me pidió que puntuara a mis compañeros de cena y que diera más información sobre por qué me gustaba o no alguien. La app afirmaba que eso me ayudaría a conseguir mejores matches en el futuro. Después de rellenar el cuestionario, descubrí que alguien que había valorado positivamente afirmaba lo mismo de mí, y la app nos animó a quedar de nuevo, quitándome de encima la incomodidad de buscar un nuevo amigo. Puede que importe menos lo que el algoritmo vea en nosotros dos y más que estemos abiertos a seguir intentando encontrar a nuestra gente.
Con información de www.businessinsider.es
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Armenta anuncia fábrica de bicicletas y ciclovías con inversión millonaria

El gobernador de Puebla, Alejandro Armenta Mier, anunció la creación de una fábrica de bicicletas en la entidad, además de la integración de una red de ciclovías que conecte distintos puntos de la zona metropolitana, parte de su estrategia integral de movilidad.
Armenta señaló que esta iniciativa permitirá a la ciudadanía acceder a bicicletas fabricadas en el estado y reducir así la dependencia de productos importados, además, esta fábrica formará parte de un taller especializado con capacidad para producir desde microbuses hasta carrocerías frigoríficas.
Expuso que, con ello, el gobierno busca generar empleo y potenciar la manufactura poblana en el sector del transporte, con lo cual uno de sus compromisos fue la entrega de un millón de bicicletas durante su administración.
Como parte de esta estrategia, este viernes presentó en Acatzingo un modelo de trabajo colaborativo dirigido a los carroceros para la fabricación de bicicletas y juegos infantiles.
Durante un encuentro con empresarios y propietarios de talleres especializados en la fabricación de carrocerías de carga, el gobernador explicó que la intención de esta iniciativa es que los pequeños y medianos productores del sector puedan incursionar en la elaboración de productos con alta demanda.
Con informacion de: HIPOCRITA LECTOR
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